Pie plano y pie cavo: causas, tratamiento y calzado adecuado
- Cuki Mateo

- 10 oct
- 2 Min. de lectura

La forma de nuestros pies influye directamente en cómo caminamos, en la distribución del peso corporal y en la salud de nuestras articulaciones. Dos de las alteraciones más comunes son el pie plano (cuando el arco es demasiado bajo o inexistente) y el pie cavo (cuando el arco es excesivamente alto).
Ambos casos pueden ser asintomáticos en algunos pacientes, pero en muchas ocasiones provocan dolor, fatiga muscular e incluso problemas en rodillas, caderas o espalda. Identificarlos a tiempo y aplicar el tratamiento adecuado es clave para prevenir complicaciones.
Pie plano: qué es y cuáles son sus consecuencias
El pie plano se caracteriza por un hundimiento del arco plantar, lo que provoca que casi toda la planta del pie apoye en el suelo.
Causas
Factores hereditarios.
Alteraciones en el desarrollo infantil.
Lesiones o debilidad en los músculos y ligamentos.
Sobrepeso, que aumenta la presión sobre el arco.
Consecuencias
Aunque en muchos niños el pie plano es fisiológico y mejora con la edad, en adultos puede generar:
Dolor en pies y tobillos.
Sobrecarga en rodillas y cadera.
Mayor cansancio al caminar o practicar deporte.
Pie cavo: qué es y cuáles son sus consecuencias
El pie cavo, en cambio, presenta un arco plantar excesivamente elevado, lo que concentra el apoyo en el talón y en la parte delantera del pie.
Causas
Predisposición genética.
Alteraciones neurológicas.
Secuelas de lesiones en el pie.
Consecuencias
El pie cavo tiende a ser más rígido y absorber peor los impactos, lo que puede provocar:
Dolor al caminar o correr.
Aparición de callosidades en puntos de presión.
Mayor riesgo de esguinces y lesiones articulares.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico debe realizarse mediante una valoración clínica y, en muchos casos, con un estudio biomecánico de la pisada que permita observar cómo se distribuye la carga en el pie.
Opciones de tratamiento
Plantillas personalizadas: adaptadas al tipo de pie y a la forma de caminar, corrigen la pisada y reducen el dolor.
Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento: ayudan a mejorar la función muscular y a dar más estabilidad.
Calzado adecuado: fundamental para cada tipo de pie. En el pie plano se recomienda un zapato con buen control de estabilidad; en el pie cavo, calzado con buena amortiguación.
Cirugía: solo en casos severos y cuando las medidas conservadoras no han dado resultado.
El valor de la prevención
Muchas personas conviven con pie plano o pie cavo sin darle importancia, hasta que aparecen dolores en pies, rodillas o espalda. Sin embargo, una detección temprana y un tratamiento personalizado pueden evitar complicaciones a largo plazo y mejorar la calidad de vida.
En Clínica Belgar realizamos estudios biomecánicos completos y diseñamos tratamientos personalizados para cada paciente. Nuestro objetivo es ayudarte a caminar mejor, con menos dolor y con más seguridad.
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